Sí, ya sé que lo que está de moda es irse a viajar por el mundo con billete de solo ida, y ése era el plan en un principio. Pero las cosas no son siempre como a una le gustaría, si no que hay que ir amoldando y adaptando los sueños a la realidad, sin renunciar a ellos. Pero espera, que te estoy haciendo un spoiler. Vamos a empezar por el principio y a contarte de qué va todo esto y por qué vamos a dar la vuelta al mundo, con billetes de vuelta. ¡Empezamos!

Cuando Juan y yo nos conocimos allá por el año 2008, cada uno tenía en mente realizar un gran cambio viajero en su vida. Juan estaba pensando en irse a Reino Unido a trabajar y yo (Nuria), un poquito más lejos, a Australia. Pero como suele pasar con estas cosas, esos planes se aplazaron y no fue hasta 2011 que decidimos dejar Madrid y mudarnos al extranjero. Aunque Australia volvió a salir al tablero de juego, por entonces la Working Holiday Visa entre España y el país oceánico no existía. Aunque nosotros teníamos puntos para sacar el visado por tener una profesión que ellos necesitaban, algunos de los requisitos y el desembolso de dinero que suponía solicitar la visa, hizo que la idea fuese descartada. Así que la opción más sencilla, teniendo además en cuenta que no queríamos ver a la familia solamente en Navidad, fue mudarnos a Reino Unido.
Allí, entre Manchester y Londres pasamos un año y medio trabajando, aprendiendo inglés y sobre todo ahorrando. Porque el gusanillo de Australia seguía ahí y nos habíamos marcado un objetivo. Estar algo más de un año trabajando en Reino Unido, ahorrar e irnos un mes y medio de vacaciones a Australia. Así que en 2013, cogimos nuestras mochilas y nuestros ahorros y nos fuimos a visitar ese país que tantas veces habíamos visto en los documentales. Australia sería nuestro primer ‘gran viaje’. Y no defraudó.

Por nuestros trabajos, siempre hemos tenido que vivir en grandes ciudades: Madrid y Londres. Pero a veces la vida te recompensa, y te brinda oportunidades como poder trabajar los dos desde casa en el sitio que quisiéramos. Y esa fue la oportunidad que nos ofrecieron, a la vuelta de nuestras largas vacaciones australianas. Eso sí, con restricciones. Yo tenía que pasarme una vez al mes por la oficina de Madrid y Juan 2 semanas cada 2 meses, por la oficina de Londres. Así que mudarnos a América o Asia, que habían sido las primeras opciones que se nos vinieron a la mente, se esfumaron de un plumazo. ¿Tercera opción? Canarias.
La verdad es que no tuvimos que discutirlo demasiado. La decisión fue unánime, y allí pasamos un año y medio maravilloso. Disfrutando del buen tiempo, la gente, la comida y sobre todo de la calidad de vida que no habíamos tenido hasta entonces. Descubrimos que la ajetreada vida de las ciudades ya no nos gustaba tanto. Que amábamos bucear, la vida isleña y sobre todo la tranquilidad. Poder bucear todos los fines de semana o darte un paseo por la playa después de cenar, te puedo asegurar que no te tiene precio. Tener la sensación de que los días pasan más despacio. De que los disfrutas. Y sobre todo, de que a pesar de trabajar 8 horas al día delante de un ordenador, cuando lo cerraba, tenía la sensación de estar de vacaciones.
Descubrimos que la vida se nos estaba escurriendo de los dedos. Que el sistema que nos habían impuesto no nos gustaba. Y que esos sueños que nos habían vendido de tener una impresionante carrera profesional, una familia con hijos, una casa enorme, un coche enorme, un perro enorme… (vale, el perro igual no hacía falta que fuese enorme), era algo que no iba con nosotros. Sabíamos que nada de eso nos hacía felices.
A los dos siempre nos ha encantado viajar y bucear, y siempre hemos intentado sacar el máximo partido a los días que teníamos de vacaciones. Al principio viajabas de semana en semana. Luego juntabas dos semanas. Tres. Para poder ir a Australia durante un mes y medio en 2013, juntamos las vacaciones de 2 años. ¡Qué largos se hicieron esos dos años! Y ahí empezamos a darnos cuenta de que no era suficiente. Queríamos más.

Empezamos a soñar con los sitios que queríamos visitar. Los sitios en los que queríamos bucear. Y pronto nos dimos cuenta, de que echando cuentas con los años que teníamos y las vacaciones de las que disponemos al año, era totalmente imposible abarcar ni siquiera la mitad de las cosas que queríamos hacer. Así que empezó a afianzarse la idea de dar la vuelta al mundo. La idea de que igual había que dejarlo todo, y empezar a aprovechar el tiempo al máximo. A vivir. Siempre nos ha parecido injusto, que cuando más tiempo vamos a tener para viajar, es cuando estemos jubilados y ya no estemos en las mejores condiciones para disfrutarlo. Así que decidimos que teníamos que robarle tiempo a la jubilación.
He de decir que el cambio de mentalidad no es fácil. En tu cabeza y alrededor, todo te dice que es una locura. Que no se pueden dejar los puestos de trabajo, que la carrera profesional es muy importante, y en definitiva, que la vida es la que es. Así que al principio te dices, vamos a ahorrar y a viajar durante 3 meses. Luego esos 3 meses te parecen poco, y dices, vamos a viajar 6 meses. Y de ahí saltas al año. Y en un principio ahí nos quedamos.
Dejamos Gran Canaria, y volvimos a Londres para ahorrar. La idea era ir un año a trabajar, ahorrar y empezar a viajar. Pero dos semanas después de llegar tuvo lugar el referendum para el Brexit y el resultado ya lo conoces. La libra pasó de valer 1.45 € a 1.10 €, y ahí todo nuestro plan se fue al garete. Asumimos que tendríamos que estar más tiempo en el país y la realidad es que al final hemos estado 3 años.
Existe un dicho que dice: Los viajes se viven 3 veces: cuando los soñamos, cuando los vivimos, y cuando los recordamos. Y nosotros desde el principio decidimos que el tiempo que tuviésemos que estar en Reino Unido, lo íbamos a pasar soñando. Cuando volvimos, lo primero que hicimos fue comprarnos un mapa del mundo que nos cubría toda la pared del salón, para recordarnos todos los días por qué estábamos allí. Estar lejos de la familia y perderte cosas, es muy duro. Y acostumbrarte a no estar, lo es más. Pero perseguir nuestros sueños, hacía que todo el esfuerzo mereciese la pena.

Empezamos a poner marcadores en el mapa, y planificar qué sitios queríamos visitar. Conseguimos un panel de corcho más grande que yo, para poder ir poniendo las cosas que queríamos ver, clasificadas por buceo, naturaleza, animales, meses, años… Sí, así a priori parece un poco friki. Pero es que es deformación profesional. En informática, los proyectos o se planifican y se organizan bien, o no se hacen. ¡Y el proyecto más importante de nuestra vida no iba a ser menos! Así que así poco a poco la lista fue creciendo, y el tiempo necesario de viaje también. Esto unido muchos otros factores, hizo que el viajar un año se fuera transformando en `hasta que se acabe el dinero´. Y en ese momento, fui feliz 🙂
Pero aunque tomar la decisión puede parecer que es el paso más difícil, la realidad es que ponerle fecha a ese plan, no es tampoco una cosa sencilla. El Brexit tiró por tierra nuestra fecha inicial de partida, y a partir de ahí entre unas cosas y otras el tiempo fue pasando, y siempre había una excusa para no poder irse todavía. Primero el dinero y luego el trabajo.
He de decir que al contrario que en la primera etapa que pasamos en UK, esta segunda etapa la hemos disfrutado muchísimo más. Hemos estado muy a gusto, y laboralmente han sido los mejores años de nuestra vida. Un mejor lugar para vivir, ascensos profesionales y planes a futuro. Y ahí empezó otra vez el problema. Nos dimos cuenta, de que por una cosa y por otra, los planes se iban retrasando cada vez más. Y es que los sueños viajaban en una dirección y las oportunidades profesionales en dirección contraria. Y he de confesar, que es muy fácil dejarse llevar. Incluso cuando eras tú la que querías haberte ido hace ya dos años.
Pero una de las cosas buenas que tienen las parejas, es que siempre intentan tirar el uno del otro, y si se entra en un remolino, no queda otra que tirarse al agua e intentar salvar al otro. Y eso hizo Juan, este año, cuando se cansó de mis excusas para seguir otros 3 meses en Reino Unido, por culpa de las oportunidades laborales. Compró un vuelo a Nueva Zelanda y puso fecha de inicio al viaje de nuestras vidas.

Pero durante todo este tiempo que habíamos estado en Reino Unido ahorrando, las cosas en España habían ido cambiando. Lo malo de no hacer estas cosas cuando eres joven, es que la gente que está a tu alrededor tampoco lo es. Y por eso lo que empezó siendo una vuelta al mundo con billete de ida, se ha tenido que convertir en un viaje con varios billetes de ida y vuelta. Por motivos familiares tenemos que estar en España unos 3 meses al año, así que hemos decidido dividir el viaje en varias etapas, separándolos un poco por continentes y mejores épocas para visitar ciertas zonas. Esto hará que el viaje nos salga un poco más caro, y también que el tiempo de viaje sea más prolongado, pero a cambio podremos pasar más tiempo con nuestras familias, que es algo que también nos apetece muchísimo y que no podríamos hacer en otras circunstancias.
Así que a finales de Junio dejamos nuestros trabajos de Londres, y nos mudamos de vuelta a España, en lo que hasta ahora denominaremos como la mudanza más larga de la historia. El verano ha sido un poco raro. Cada uno en una punta de España, pero disfrutando de nuestras familias, que después de tanto tiempo fuera, se agradece. Y nos hemos vuelto a juntar a finales de Agosto, para ultimar los detalles y prepararnos para este gran viaje, que empieza en apenas una semana.
Qué puedes encontrar en esta entrada
¿Y a dónde nos vamos en esta primera etapa?
A mí lo del misticismo alrededor de los destinos no me va demasiado, y en Instagram hemos ido diciendo los sitios a los que íbamos a ir, cuando ha surgido la ocasión. Entre cosas, porque en cuanto compro un vuelo o decido un destino, estoy tan ilusionada, que es imposible que no lo grite a los cuatro vientos.
Desde que Juan descubrió que en Tonga se podía nadar con ballenas jorobadas, tuvimos claro que queríamos que nuestro viaje empezara por allí. Así que después de verificar cuándo era la mejor época para nadar con las ballenas en Tonga, teníamos claro los meses en los que teníamos que comenzar nuestro viaje. De ahí, que Juan se echase la manta a la cabeza y decidiese que había que comprar los vuelos de una vez.

Total, que la primera etapa del viaje va a ser pasar 3 meses entre Tonga, Fiji y Nueva Zelanda. Empezamos el día 31 de Agosto, evitando in extremis todas las huelgas, y pasaremos unos 20 días en Tonga, 20 en Fiji y el resto en Nueva Zelanda. Ballenas, buceo y naturaleza en estado puro, son las cartas de presentación de esta vuelta al mundo. No suena nada mal ¿no?
¿Cuál es el plan después?
Bueno, todos sabemos que los planes pueden cambiar, y más si hablamos de viajes, pero en principio si las cosas no cambian, el año que viene nos iríamos 6 meses a África (probablemente Sudáfrica, Tanzania, Madagascar, Kenia y Uganda) y luego 3 meses a Asia, que todavía tenemos que definir, porque parte estarían centrados en el buceo.
A partir de ahí, al año siguiente tocaría Centro América y Sudamérica, pero para eso todavía queda mucho, así que mejor no adelantar acontecimientos.
¿Pero esto cuánto dura?
Pues la verdad es que con estas cosas nunca se sabe. Pero la idea inicial es que si conseguimos ajustar el presupuesto y trabajar un poquillo durante este tiempo, intentaríamos estar unos 3 años viajando y dando la vuelta al mundo, con billetes de vuelta. Aunque no sea todo seguido, si no que vaya a ser viajando unos 9 meses al año, la idea es pisar los 5 continentes, y cumplir varios de nuestros sueños viajeros. Pero como se suele decir, éstos son los planes, y ya iremos viendo cómo termina siendo todo 😉
Y no, no nos ha tocado la lotería, no somos ricos, ni nadie nos paga por viajar. Simplemente queremos cumplir un sueño, y lo que hemos hecho es ahorrar para ello. Además la idea es seguir trabajando de manera intermitente durante este tiempo para poder intentar pasar el mayor tiempo viajando. Aunque a priori no lo parezca, viajar es mucho más barato de lo que puedas pensar. Y si encima tienes en cuenta lo que te cuesta vivir un mes cualquiera en Londres, te puedo asegurar que con ese dinero podríamos vivir varios meses en muchos países.

Lo importante es que el plan ya está en marcha, y que empezamos en tan solo 3 días y las mariposas en el estómago no dejan de volar. Or iremos contando todas nuestras aventuras y esperamos que nos acompañéis virtualmente en esta aventura. Y quién sabe, a lo mejor algún día nos cruzamos en algún punto del planeta. Comenzamos la vuelta al mundo. ¿Nos acompañas?
Enhorabuena pareja y bienvenidos a esta aventura . Aprovechad el tiempo que pasa volando. Nosotros llevamos 8 meses y parece que fue ayer. Los sueños se cumplen sí se trabajan. Un abrazo desde Australia. ¿Quizás nos veámo en Nueva Zelanda? 😉
¡Muchísimas gracias! La verdad es que no hemos empezado con el mejor pie, porque hemos tenido un problemilla de salud nada más arrancar, pero bueno, habrá que ir salvando los obstáculos del camino.
Pues en principio, si la cosa no se tuerce más, todo octubre y noviembre puede que estemos por Nueva Zelanda, así que ¡igual hasta coincidimos!!
Un besazo.
¡Ay! He caído aquí medio de casualidad y no me he podido resistir. Me ha emocionado mucho vuestro post y quería deciros que no dudéis que es la mejor decisión que habéis tomado en vuestra vida, casi seguro, ¡y sin conoceros! La libertad y la felicidad que vais a sentir en estos viajes no se puede comparar. Nueva Zelanda fue nuestro amor durante nuestra vuelta al mundo y seguro que os cautivará a vosotros también.
Y bueno, ¡que me muero de envidia de que vayáis a bucear con ballenas jorobadas! Disfrutadlo a tope, lo merecéis después de tanto ahorro y sacrificio. Un abrazo y os seguiremos ?
Hola Candela,
Muchísimas gracias por tus palabras, la verdad es que leer historias como la vuestra y de otros blogueros que decidieron dejarlo todo y empezar a viajar, fue en gan parte lo que nos hizo ver que había otras opciones, más allá de irse a lo mejor 3 meses de vacaciones. La verdad es que en nuestro círculo más cercano nosotros somos ´los viajeros´ y no conocíamos a nadie que hubiera hecho algo así. Así que en serio, muchas gracias a vosotros y muchos otros viajeros, por habernos dado los ánimos que necesitábamos para dar el gran salto.
¡¡¡Un besazo enorme!!